Mucho se ha escrito ya, acerca de la visita del Rey de España a Botsuana para cazar elefantes. Unos comentarios defienden la libertad del monarca para hacer en su tiempo libre lo que desee, otros aprovechan para lanzar sus ataques a la Monarquía en favor de la República y otros entienden como negativa su actitud si entrar en tintes políticos.
Aquella famosa frase, "La mujer del César no solo debe ser honrada sino que debe parecerlo" iba dirigida a la mujeres que ocupaban una reconocida posición social pero que, perfectamente, podemos aplicarla a cualquier persona individual.
En algún post anterior ya he tratado el tema del branding de los personajes famosos. El Rey de España, en mi opinión, se encuentra en un escalón superior a ese concepto. Un famoso deportista o actor por ejemplo, puede gozar de una fama puntual, el Rey va más allá. Debe reflejar unos valores que el pueblo reconoce como necesarios.
No creo equivocarme si digo, partidarios aparte de la Corona y de la República ambos legítimos, que la Casa Real ha gozado del apoyo y del beneplácito del pueblo español durante décadas. Pueblo que no está acostumbrado, como otros, a ningún tipo de escándalo dentro de la Corona. En la última década se han dado diferentes situaciones en la Familia Real que no han dejado de sorprender a la mayoría de ese pueblo.
El Rey, la Casa Real como cualquier institución o persona es una marca, por tanto implica un desarrollo de la misma, un branding. Como toda marca cuesta posicionarla en un lugar destacado en la mente de los clientes/ciudadanos. Pero cuesta mucho menos, igual que le sucede a cualquier tipo de marca, destruirla poco a poco, como reza el subtítulo de este blog.
Viviendo en un mundo en el que la tecnología está al alcance de casi todos. Que las noticias van de un lugar a otro del mundo en apenas unos segundos, es difícil entender como una persona como el Rey se presta a posar en una foto junto a un (imagino) cazador, ambos con escopetas. No entro a valorar lo acertado o no de la caza, me reservo mi opinión al respecto, ya que quedaría fuera del objetivo de este blog.
Si un asesor o cualquier persona del entorno del propio Rey, él incluido, se preguntase qué le podía parecer al pueblo, en general, esa foto, en las circunstancias actuales, con lo que implica ¿Se hubiera prestado a ello ?
Si un asesor o cualquier persona del entorno del propio Rey, él incluido, se preguntase qué le podía parecer al pueblo, en general, esa foto, en las circunstancias actuales, con lo que implica ¿Se hubiera prestado a ello ?
Imaginando qué como el gobernador de Florida, si el Rey tampoco hubiera disparado, solo montado elefantes, poco importaría. La polémica foto indica lo contrario. En mi opinión, la frase aludida al principio respecto a la mujer del César debería ser una norma de conducta de personalidades con representación social. No vale con parecer, hay que serlo. Cuando se aportan argumentos en contrario es muy difícil que se vuelva a parecer. El monarca haría bien en mantenerse alejado de cualquier tipo arma durante los siguientes años, pistolas de agua incluidas.
El branding defiende que pedir perdón es una buena idea pero luego hay que proponer un mensaje positivo. El Rey ha pedido perdón, y promete que no volverá a suceder. ¿Necesario? Sí. ¿Suficiente? No. ¿Por qué? Entiendo qué, para mí, se ha ofrecido a la "competencia" argumentos para un ataque directo que pueden dejar sin efecto, al menos en estos momentos, la buena imagen, brandig, que la Corona tiene en el mundo como embajadores de la marca España.
Cómo en toda categoría de productos, ésta también cuenta con dos opciones mayoritarias; partidarios de la Corona y detractores. No es una buena idea, en este caso para los intereses del Rey y sus partidarios, facilitar el trabajo a la competencia, (intereses a favor de la República y sus partidarios) con argumentos que les sirvan para reposicionar a la Casa Real.
En esto momento la Corona no solo con este suceso, tiene un problema de branding. Este se da principalmente cuando deseamos dar una imagen, qué se nos reconozca por unos atributos y resulta que nuestros públicos nos ven con características diferentes.
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