El medicamento por el que ha sido sancionada la multinacional fue fabricado por Ortho-McNeil-Janssen Pharmaceuticals, filial de J&J. Se trata de un medicamento utilizado en el tratamiento de la esquizofrenia y estados maníaco depresivos.
El motivo de la multa fue debido al envío a 7.000 médicos de California del Sur, cuyo estado es el beneficiario de los 327 millones, de una serie de cartas de promoción y muestras que a juicio de la acusación contenía etiquetas y menciones "engañosas para la seguridad y la eficacia del medicamento".
El medicamento en cuestión es el Risperdal lanzado en 1994 y que según aseguran en el comunicado la agencia de noticias, emite recetas anuales por más de 3.500 millones de dólares en todo el mundo. Es posible que si alguien compara la cuantía de la multa con lo que recauda Risperdal cada año, le parezca una nimiedad.
En mi opinión, nada más lejos de la realidad, ya que la noticia solo se refiere a California del Sur ¿Qué pasará cuando los demás estados reclamen lo mismo? A no ser que esas cartas a las que se alude fuesen exclusivas para ese estado. Si no es así el resto del mundo también querrá su parte de indemnización.
Siendo todo esto, ya de por sí, presagio de nubarrones para la compañía, lo que más me llama la atención es como acaba la noticia la agencia. Dice así "Los portavoces de Johnson & Johnson no pudieron ser localizados" . Es lo peor, sin duda, de todo este asunto.
No sé como funciona la justicia americana, sé que para unas cosas va lenta, muy lenta y para otras muy rápido. Me refiero a que desde que se plantea la denuncia hasta que se hace pública la condena e incluso después de la misma J&J debía tener preparado, por su departamento Legal y el de Comunicación y/o Relaciones Públicas, su postura respecto a la sentencia y las medidas que va a emprender desde ya.
Resulta extraño, desde la distancia, que una multinacional del prestigio de J&J, con un producto desde 1994 en el mercado haya enviado unas comunicaciones a unos médicos para inducirles a error. ¿Cuando se enviaron esas comunicaciones? Si fueron en el 94 tiempo ha habido para que tanto unos como otros llegaran a un acuerdo. Unos pidiendo perdón y actuando, y otros saliendo al paso y dando por buenas las explicaciones de la multinacional. Sería más que curioso que la justicia hubiese tardado 17 años en pronunciarse dejando un producto "sospechoso" en el mercado, con tanto éxito.
Si se trata de algo más actual, no deja de ser sorprendente que se deje entrever que J&J intenta engañar a sus prescriptores, primero por prestigio personal y segundo porque su negocio es que los médicos confíen en ellos, receten sus medicamentos y que cumplan con su propósito. ¿Para qué enviar información engañosa? Es posible que se diga que ha sido una filial de la compañía, pero poco o nada ayudará a J&J, al ser considerados como responsables directos.
Si solo se trata de un problema de comunicación nadie mejor que la multinacional, por la experiencia de décadas acumulada, para saber que tipo de información deben entregar a sus prescriptores, los médicos. Me resulta extraño que no hayan sido capaces de solventar el problema ni por tanto el daño a nivel global que le va a causar.
No sólo afecta al medicamento Riberdal, sino a todos los que lleven a firma de J&J o de las filiales que formen parte del grupo, por tanto implicará a la marca Johnson & Johnson y a su branding.
Cuando nos enfrentemos a un problema de este tipo, tanto a nivel de marca comercial como personal, no estar localizables o no dar la cara, como se dice socialmente, provocará que se carguen de razón, lógicamente, nuestros detractores. Es posible que no lleven razón, pero en branding, son las percepciones que los demás, nuestros públicos, tienen sobre nosotros lo único que importa.
El motivo de la multa fue debido al envío a 7.000 médicos de California del Sur, cuyo estado es el beneficiario de los 327 millones, de una serie de cartas de promoción y muestras que a juicio de la acusación contenía etiquetas y menciones "engañosas para la seguridad y la eficacia del medicamento".
El medicamento en cuestión es el Risperdal lanzado en 1994 y que según aseguran en el comunicado la agencia de noticias, emite recetas anuales por más de 3.500 millones de dólares en todo el mundo. Es posible que si alguien compara la cuantía de la multa con lo que recauda Risperdal cada año, le parezca una nimiedad.
En mi opinión, nada más lejos de la realidad, ya que la noticia solo se refiere a California del Sur ¿Qué pasará cuando los demás estados reclamen lo mismo? A no ser que esas cartas a las que se alude fuesen exclusivas para ese estado. Si no es así el resto del mundo también querrá su parte de indemnización.
Siendo todo esto, ya de por sí, presagio de nubarrones para la compañía, lo que más me llama la atención es como acaba la noticia la agencia. Dice así "Los portavoces de Johnson & Johnson no pudieron ser localizados" . Es lo peor, sin duda, de todo este asunto.
No sé como funciona la justicia americana, sé que para unas cosas va lenta, muy lenta y para otras muy rápido. Me refiero a que desde que se plantea la denuncia hasta que se hace pública la condena e incluso después de la misma J&J debía tener preparado, por su departamento Legal y el de Comunicación y/o Relaciones Públicas, su postura respecto a la sentencia y las medidas que va a emprender desde ya.
Resulta extraño, desde la distancia, que una multinacional del prestigio de J&J, con un producto desde 1994 en el mercado haya enviado unas comunicaciones a unos médicos para inducirles a error. ¿Cuando se enviaron esas comunicaciones? Si fueron en el 94 tiempo ha habido para que tanto unos como otros llegaran a un acuerdo. Unos pidiendo perdón y actuando, y otros saliendo al paso y dando por buenas las explicaciones de la multinacional. Sería más que curioso que la justicia hubiese tardado 17 años en pronunciarse dejando un producto "sospechoso" en el mercado, con tanto éxito.
Si se trata de algo más actual, no deja de ser sorprendente que se deje entrever que J&J intenta engañar a sus prescriptores, primero por prestigio personal y segundo porque su negocio es que los médicos confíen en ellos, receten sus medicamentos y que cumplan con su propósito. ¿Para qué enviar información engañosa? Es posible que se diga que ha sido una filial de la compañía, pero poco o nada ayudará a J&J, al ser considerados como responsables directos.
Si solo se trata de un problema de comunicación nadie mejor que la multinacional, por la experiencia de décadas acumulada, para saber que tipo de información deben entregar a sus prescriptores, los médicos. Me resulta extraño que no hayan sido capaces de solventar el problema ni por tanto el daño a nivel global que le va a causar.
No sólo afecta al medicamento Riberdal, sino a todos los que lleven a firma de J&J o de las filiales que formen parte del grupo, por tanto implicará a la marca Johnson & Johnson y a su branding.
Cuando nos enfrentemos a un problema de este tipo, tanto a nivel de marca comercial como personal, no estar localizables o no dar la cara, como se dice socialmente, provocará que se carguen de razón, lógicamente, nuestros detractores. Es posible que no lleven razón, pero en branding, son las percepciones que los demás, nuestros públicos, tienen sobre nosotros lo único que importa.
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