Bajo la marca Power Balance se comercializan pulseras que en opinión de la propia compañía se consigue "el aumento del equilibrio, la fuerza, flexibilidad, resistencia, enfoque, coordinación y ritmo" y añade que sus productos presentan "un holograma de frecuencia que brinda al cuerpo un estado de armonía y equilibrio como lo tuvo antes de la contaminación por sustancias químicas, comidas rápidas, la falta de ejercicio y el estrés"
El branding aconseja que son tres, los pasos a seguir a la hora de diseñar una estrategia de posicionamiento, o lo que es lo mismo, ocupar un lugar de importancia en la mente de los consumidores. Para ello debemos, primero, contar con una idea, un concepto diferenciador que nos distinga de la competencia. Dicho concepto debe ser de importancia para los clientes a la hora de la decisión de compra. Lo siguiente es que contemos con las credenciales suficientes y necesarias que hagan de ese concepto algo real y creíble y por último comunicar, comunicar y comunicar la diferencia.
Power Balance encontró su diferencia. Con ella podía atraer a los usuarios de pulseras habituales y a los no usuarios que veían en su uso beneficios para su salud. Lo que ayudó a la compañía a vender sus más de tres millones y medio de pulseras ha sido una competencia frágil y la lenta implicación de las autoridades ante las denuncias de los consumidores. El concepto diferenciador no presentaba las credenciales necesarias, es decir, no podían demostrar que los beneficios que vendían fueran ciertos. Sin embargo sí que cumplieron bien el último punto referente a la comunicación constante.
Facua denunció a Power Balance ante la Junta de Andalucía. Esta aplicó una "sanción ridícula" a ojos de la asociación de consumidores ya que se vendieron pulseras por valor de 10 millones de €, en palabras de la propia compañía en abril de 2010, y la sanción fue de 15.000€. Resulta extraño para el consumidor que se sancione a una compañía con una cantidad tan poco representativa respecto al valor defraudado y se le permita seguir vendiendo su producto.
Incluso la Ministra de Sanidad Leire Pajín la ha utilizado y no pocos famosos deportistas y no deportistas.
Según se recoge en marketingdirecto.com varios medios internacionales como TMZ y Daily News afirman que en EE.UU. Power Balance deberá abonar 57millones de dólares a unos clientes que les denunciaron por publicidad engañosa. Según la noticia la compañía habría tenido que admitir que no existe evidencia científica que respalde que su pulsera/brazalete cumpla con los beneficios que venden. Por tanto no cuentan con las credenciales necesarias para adoptar ese posicionamiento buscado.
La reacción de la compañía ha sido "nos disculpamos y garantizamos la devolución del dinero" ¿Realmente muchos de los tres millones de clientes van a reclamar la devolución? ¿En qué lugar quedan las autoridades, a la hora de la defensa de los consumidores? ¿Cómo es posible que pueda salir al mercado un producto que vaya contra la Ley del Medicamento (FACUA) o que no pueda demostrar que los beneficios que publicita y que son su concepto diferenciador respecto a la competencia? ¿Cómo se puede sancionar a una compañía por irregularidades en su producto y publicidad engañosa y permitir que continúe con el mismo negocio?
Siempre se dice que en cualquier categoría de productos, éstos han de tener una calidad mínima exigible para que se les permita tomar parte en el mercado. Sucesos como los de esta pulsera, son evitables si se investigan desde el principio. Si más tarde se reciben reiteradas denuncias de clientes y de asociaciones de consumidores, creo que habría que poner en marcha un protocolo de actuación de urgencia para depurar responsabilidades en el menor tiempo posible. ¿Como tarda más de diez meses la Junta de Andalucía en responder al intento de Facua de recurrir la multa de 15.000€ impuesta a Power Balance y argumentar que la asociación no está legitimada para presentar recurso cuando fue su propia denuncia la que generó la sanción?
Parece ser que con la sanción impuesta de 57 millones de dolares la empresa se podría declarar en banca rota. No se trata de acabar con este tipo de empresas si no de evitar que la bola crezca, cuanto antes.
Ahora Facua está detrás un collar cuántico comercializado en España por Q-Link, Dalimara, Quantu, Quantum Science y Cinco Estrellas. En mi opinión antes de arremeter contra estas empresas y la productora del collar habría que comprobar, cuanto antes, por parte de la administración que los beneficios aportados por este collar del tipo "sus propiedades naturales curativas y su capacidad para aislar radiaciones" son verídicas y si no lo son actuar ya en consecuencia.
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