Imagino que muchos de vosotros sabréis que la cadena de pollo KFC lleva unos meses lanzando una serie de productos que, cuando menos, se pueden catalogar de extraños, visto lo alejados que se encuentran de su negocio, de su categoría de productos. Por este motivo no se si se trata de la idea de un gerente "avispado" y aburrido y con mucho poder o bien estamos ante unas esporádicas campañas humorísticas para que se hable de la marca y de sus extrañas propuestas.
Comenzó con el esmalte de uñas, o pintauñas, comestible, de sabor a pollo frito (el de color claro) y otro a pollo picante (el de color rojo). Entiendo la acción como exageración de la típica expresión relativa a cuando algún plato gusta mucho y se dice que está "para chuparse los dedos". Bien, siendo así se trataría de un lanzamiento para el público más extremo de la marca y para aquellos que disfruten con este tipo de novedades que podrían ser esporádicas.
El pasado verano ofreció protección solar con olor a pollo. No dudo que la protección al sol en sí misma fuese de garantía, es lo mínimo que se puede esperar, pero no deja de sorprenderme que, más allá de la novedad, independientemente de su precio o de si se trata de muestras gratuitas, exista un número considerable de personas que disfruten oliendo a pollo frito.
El pasado mes de diciembre, KFC, lanzó un vela aromática son olor a pollo frito. En mi opinión, me resulta tan sorprendente como la protección solar, es decir, encontrar familias o simplemente personas que disfruten en su hogar oliendo a pollo frito.
Entiendo que detrás de estos productos, va sin ironía, hay un grupo de expertos en marketing, branding, estudiosos de nuevos mercados que han llegado a conclusiones que han impulsado en lanzamiento de estos productos. A priori, parecen enfocados en un tipo de cliente muy, pero muy leal, como decía anteriormente, un cliente extremo. También doy por cierto que se habrán llevado a cabo estudios de mercado, en algunos se habrán lanzado y en otros habrá quedado como mera anécdota.
Personalmente, como cliente, me gusta este pollo crujiente, lo disfruto, pero si hay algo que me incomoda, no me refiero sólo a estos locales sino a todos aquellos que basan su oferta en fritos o planchas, es el olor que se adhiere a la ropa cuando sales de ahí. Por eso, me cuesta entender que se use una vela con "aroma" a pollo. Lo entendería en los propios locales de KFC, en lugar del olor del pollo friéndose. Sería algo más sano y que animaría a comer a los clientes.
Por tanto, después de lo expuesto, desconozco si habrá más productos como los anteriores, aunque según lo que acabo de leer en Marketing News, los responsables de esta idea, la vela, se encuentran en Nueva Zelanda, y en su página de Facebook, si alguien quiere conseguir una de estas velas aromáticas, deben dejar alguna idea de productos en los que se pueda aplicar el mismo concepto que al pintauñas, el protector solar y por supuesto, la vela aromática. De momento llevan 16.500 propuestas.
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